Un edificio, una historia

Desde 1831 hasta 1997, una historia que ha peregrinado por hasta cuatro enclaves de la Archidiócesis.

El Seminario en Sanlúcar de Barrameda

1831

El seminario conciliar de Sevilla fue erigido en 1831 en Sanlúcar de Barrameda bajo la advocación de San Francisco Javier, en honor del prelado que lo creaba, el cardenal Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos (1825-1847), y del fallecido fundador Francisco de Paula Rodríguez y Berdejo, natural de Sevilla y vecino de Sanlúcar de Barrameda. Los estatutos del seminario fueron aprobados por el Cienfuegos y Jovellanos el 1 de septiembre de 1831.

El primer y único rector del seminario de Sevilla en Sanlúcar de Barrameda fue el presbítero Juan Antonio de Vargas y Madueño. Su mandato se extiende desde 1831 hasta 1842, fecha en la que fue suprimido dicho establecimiento en dicha ciudad. Era natural de Montoro (Córdoba). Además de rector ocupa la cátedra de teología, historia eclesiástica y pastoral. Figura como catedrático de filosofía el presbítero Juan Campelo Allueva, nacido en Umbrete en 1814. Doctor en teología. Posteriormente será catedrático de física y química, decano de la facultad de ciencias y vicerrector de la universidad de Sevilla. En 1869 asistió como teólogo consultor al concilio Vaticano I y formó parte de la comisión primera, encargada de las relaciones Iglesia y Estados.

En relación a los alumnos, tenemos un total de 92 matriculados en filosofía (3 años) en el período 1831-1842. Solamente 3 alumnos realizaron los estudios completos en teología (seis años). Como puede observarse, la proporción entre los matriculados en filosofía, 92 alumnos, y los que concluyeron la carrera eclesiástica, 3 seminaristas, nos lleva a pensar que la perseverancia vocacional fue mínima. Posiblemente el establecimiento se parecía más a un colegio que a un seminario conciliar. Estamos en su primera andadura. El seminario conciliar cerró sus puertas en junio de 1842 y la diócesis quedó de nuevo sin esta institución, básica para la formación del clero.

D. Manuel Martín Riego